Soneto nº7

Tu boca viste siempre una sonrisa
que no conoce ni entiende del tiempo
unos labios que aprendieron deprisa
y una lágrima llovida de un sueño.

Tus ojos que a dulces penas me miran
y que parecen sacados de un cuento
visten de luna miradas que brillan
y unas pestañas que peinan el viento.

Y tú lo tiñes todo de esmeralda
mientras me arrullas en el fondo del mar,
caracola que al oido me cantas.

Y mientras decido si aprendo a volar
tu me recuerdas cuanto me haces falta
salto al vacio enseñame a aterrizar.

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